CREES

Autor: Ernesto Selman

 

Introducción

Desde la crisis financiera internacional que se hizo evidente en 2007, los bancos centrales han buscado “rescatar” a las economías de una de las crisis más severas en el último siglo.  En este sentido, los bancos centrales respondieron con políticas monetarias ultra-expansivas, inyectando dinero inorgánico y reduciendo las tasas de interés a prácticamente 0%.  La política monetaria en EEUU es  la de mayor incidencia porque más de un 60% de las reservas monetarias a nivel mundial están denominadas en dólares estadounidenses. Además de políticas monetarias imprudentes, los bancos centrales rescataron instituciones financieras que asumieron riesgos excesivos, incluyendo bancos de inversión y  compañías de seguro, sin precedentes en la historia.  Desde hace mucho tiempo, se ha otorgado mucho poder discrecional a los bancos centrales para que sirvan de “estabilizadores” de las economías, bajo la premisa que deben intervenir en momentos de crisis.

 

Teoría keynesiana y metas de inflación

La idea de que los bancos centrales tengan la capacidad de “estabilizar” economías y provocar recuperación económica luego de una crisis viene de la teoría keynesiana de mediado de los años 30 del siglo pasado.  En base a esta teoría, los bancos centrales han desarrollado marcos de toma de decisiones de política monetaria que están haciendo más daño que bien. Todavía los bancos central utilizan la capacidad ociosa de medios de producción y los niveles de desempleo para saber si la inflación de precios al consumidor subirá o no.    La famosa curva de Phillips sigue vigente aunque en los años 70 se presentó el fenómeno de la “estanflación” (estancamiento económico sumado a inflación de precios); en esa misma época, economistas monetaristas y austriacos demostraron que la curva de Phillips no correspondía a una ley económica.

Por encima de un marco teórico cuestionado desde los 70, durante los años 90 se puso de moda el esquema monetario de metas de inflación[1] que permite a los bancos centrales emitir dinero y crédito fácil, barato y sin límites, siempre que no se refleje en los precios al consumidor.  Aunque ese esquema monetario estimula la especulación excesiva en los mercados financieros y genera burbujas de precios en industrias específicas, los bancos centrales mantienen los mismos marcos teóricos y cada vez más se utiliza el esquema de metas de inflación para la conducción de la política monetaria. 

En base a la teoría keynesiana y las creencias prevalecientes, se ha otorgado grandes responsabilidades a los bancos centrales y se considera a los hacedores de política monetaria como todopoderosos en el ámbito económico.  Fue esta precisa forma de pensar y de actuar que provocó la crisis financiera que se convirtió en crisis económica mundial.  Los bancos centrales en los países más avanzados inyectaron dinero inorgánico y redujeron los tipos de interés a nivel artificialmente bajos a inicios del milenio, lo que provocó burbujas de precios de inmuebles y de distintos instrumentos financieros, dada la excesiva especulación que generó esa política.  Cuando se hizo obvio que esa política era insostenible y los bancos centrales subieron los tipos de interés, todo el engranaje se desmoronó y culminó en la crisis económica mundial que hoy conocemos.

Con la respuesta de políticas monetarias utra-expansivas, parte de la nueva liquidez financiera se dirigió al mercado de valores y mercados financieros en las economías desarrolladas.  Además, la liquidez financiera se dirigió a las economías emergentes en búsqueda de mayores rendimientos; el flujo de capitales se dirigió a inversión extranjera directa y adquisición de activos financieros en esas economías.  Esa política monetaria creó un auge inicial en los mercados emergentes, los que parecían parte de la solución de los problemas en ese momento.  Luego de que la Reserva Federal de EEUU (Fed) cesó de emitir dinero inorgánico y elevó la tasa de interés (sólo 0.25%), los flujos de capitales se revirtieron y las economías emergentes se han visto penalizadas: el auge de las economías emergentes se convirtió en crisis.  Esto ha sido parte de la evolución de la crisis económica que inició en los mercados de economías avanzadas y hoy afecta todo el mundo.

 

Críticas y aportes del BIS

Historias similares se han repetido en múltiples ocasiones a través de la historia de la humanidad y la escuela austríaca presenta una teoría sólida alrededor de los ciclos económicos que puede explicar estos fenómenos.  El Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés) lo denominan como el banco de los bancos centrales y, para realizar sus análisis y hacer recomendaciones de política monetaria y financiera, ha asumido un marco teórico diferente al “mainstream” o tradicional.  Desde hace muchos años, el BIS ha advertido sobre los débiles marcos teóricos que usan los bancos centrales, los riesgos financieros que introduce la política monetaria que han llevado a cabo sus socios y cuestiona los esquemas de metas de inflación.  Mientras el BIS recomienda cambios en la forma de hacer política monetaria, todavía no recomienda cambios de fondo con respecto al rol de emisores de dinero de los bancos centrales.

En el último informe anual del BIS (Junio, 2015), su equipo técnico hace señalamientos importantes a los bancos centrales, que luego de 8 años de crisis siguen vigentes: 1. Mantienen tipos de interés artificialmente bajos por mucho tiempo; 2. Promueven un crecimiento económico desbalanceado e insostenible; 3. Promueven endeudamiento e introducen riesgos financieros excesivos; 4. La productividad y el crecimiento siguen cayendo, a pesar de las acciones de los bancos centrales.  El BIS advierte que se ha otorgado mucha responsabilidad a los bancos centrales para promover el crecimiento económico y que éstos se enfocan en los acontecimientos de muy corto plazo, propiciando un largo plazo doloroso.

Sostiene el BIS en su 85° Informe Anual:

“Desde hace algún tiempo, las políticas <monetarias> han demostrado ser ineficaces en prevenir la acumulación y el surgimiento de los muy perjudiciales desequilibrios financieros, ya sea en economías avanzadas o en las economías de mercado emergentes (EMEs). Estas políticas han dejado cicatrices de larga duración en el tejido económico, ya que han minado la productividad y han promovido la mala asignación de recursos reales en diferentes sectores y en el tiempo.”

El BIS asumió una postura más pública e independiente de sus socios desde que William White empezó a dirigir el Departamento Monetario y de Economía de dicha institución en el año 1994.  En este sentido, White cuestionó la idea prevaleciente de que las metas de inflación traerían estabilidad financiera y demostró que la acumulación de inestabilidad financiera podía esconderse detrás de baja inflación de precios.  En la el Working Paper No. 205 del BIS Is Price Inflation Enough? (2006), White resalta la importancia de la historia en el debate económico, la debilidad de los marcos teóricos de los bancos centrales y cuestiona si las metas de inflación son convenientes para el manejo de la política monetaria.

 

Distorsiones inducidas por bancos centrales

A pesar de toda una batería de investigación, todavía se mantienen las creencias, marcos teóricos y  prácticas de los bancos centrales en todo el mundo para decidir discrecionalmente la emisión de dinero en una economía y los tipos de interés que deben prevalecer. La crisis económica que se inició en 2007 no termina y sólo ha evolucionado en distintos ámbitos y lugares.  De nuevo, los bancos centrales salen al supuesto rescate y la supuesta estabilización que no logran alcanzar.  Las tipos de interés negativos que han promovido los bancos centrales en Europa y Japón sólo introducirán mayores riesgos financieros a nivel mundial, dado que provocarán nuevas burbujas de precios de activos y promoverán mayor endeudamiento.

Precisamente, el endeudamiento de privados y gobiernos ha sido otro fenómeno que se ha suscitado a partir de la política monetaria ultra-expansiva que aplican los principales bancos centrales.  En este sentido, las deudas soberanas se  han incrementado a niveles que no parecen sostenibles, ni siquiera en las economías avanzadas. En este sentido, White señaló en el Foro de Davos pasado que “Las deudas han seguido incrementándose a lo largo de los últimos ocho años y han llegado a tales niveles en todas partes del mundo que se han convertido en un factor potente para la diablura.”  Añadió que “La única cuestión es si somos capaces de mirar la realidad cara a cara y enfrentamos lo que viene de una manera ordenada, o si va a ser desordenadamente.”

 

Conclusión

En lugar de servir de mecanismo de estabilización de las economías, los bancos centrales se han convertido en los principales desestabilizadores de las economías en todo el mundo, a través del tiempo.  En los mercados financieros de economías avanzadas ya se cuestiona la habilidad que tienen los bancos centrales de rescatar o crear las bases para un crecimiento sostenido.  Nos parece que en los últimos ochenta años se ha otorgado demasiada responsabilidad a los bancos centrales y se tienen expectativas excesivamente altas de lo que pueden o no pueden hacer.  La actividad económica depende de las decisiones de privados y de las instituciones, políticas públicas y los incentivos que éstas generan. El dinero es sólo un medio de intercambio y su manipulación no implicará mayor actividad económica de manera sostenible.


[1] Este esquema de manejo de la política monetaria fueron creados por economistas monetaristas y post-keynesianos.  Aunque inicialmente los economistas monetaristas recomendaban sólo enfocarse en los agregados monetarios para conducir la política monetaria y contradijeron la curva de Phillips, el uso del mismo marco teórico keynesiano los llevó a recomendar un esquema monetario desestabilizador.

 

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