CREES
Autor: CREES
Fecha: 29 de octubre del 2020

El mercado de electricidad de República Dominicana continúa siendo uno de los principales factores que inciden sobre la competitividad del país. El servicio de electricidad no es confiable, impone costos de autogeneración, y es oneroso para los ciudadanos que deben pagar por el subsidio necesario para que las empresas distribuidoras puedan seguir operando. La situación de ineficiencia operacional en la que se encuentran las empresas distribuidoras de electricidad (las EDE) impide que los problemas del sector sean corregidos. En las gráficas siguientes se muestran algunas características del mercado de electricidad que ponen en evidencia los problemas de gestión de las EDE en su conjunto.

 

En República Dominicana, las empresas distribuidoras de electricidad (las EDE) no tienen la capacidad de adquirir la energía generada que entra al Sistema Eléctrico Nacional    Interconectado (SENI). Los constantes déficits en que incurren las EDE, como consecuencia de las pérdidas de electricidad por los problemas de gestión de estas, impiden que dichas empresas puedan disponer de los recursos financieros para la obtención de la electricidad demandada en el país. Esta es la principal explicación de por qué la demanda no es suplida y se producen recurrentes apagones en el suministro. El gráfico muestra que año tras año se produce una brecha entre la generación y la energía que compran las distribuidoras; siendo superior la energía generada. En 2019, por ejemplo, la energía generada fue 15% superior a la comprada por las EDE. Los datos disponibles hasta julio de este año señalan la misma tendencia.

Las pérdidas de energía eléctrica es un fenómeno que caracteriza a las tres distribuidoras estatales de electricidad (EDESUR, EDENORTE y EDEESTE). La falta de inversiones en el sistema de distribución, clientes sin equipos adecuados de medición, usuarios conectados de forma ilegal son, entre otros, factores importantes que determinan que la energía comprada por las EDE no pueda ser facturada en su totalidad. En adición, una parte de la energía facturada no es cobrada, lo cual se adiciona para obtener las pérdidas totales. En los últimos cinco años las pérdidas de las EDE promediaron 32%. Cualquier empresa que pierde una tercera parte del bien que compra, demuestra que tiene problemas de gestión que impiden su sostenibilidad. En los primeros siete meses de 2020 las pérdidas evidenciaron un deterioro significativo, aumentando a 44%; 33.1% correspondiente a pérdidas de energía y 10.8% a energía que fue facturada pero no pudo ser cobrada. La energía comprada por las EDE y que no pueden facturar o cobrar representa el principal componente del subsidio que reciben del dinero de los ciudadanos para poder continuar operando; estos recursos son pagados con impuestos presentes o futuros (deuda pública).

De acuerdo con datos de la Comisión de Integración Energética Regional, EDESUR, EDENORTE y EDEESTE se encuentran entre las empresas con mayores pérdidas a nivel de América Latina. El organismo compiló información de las pérdidas de 114 empresas de distribución de electricidad de América Latina para el año 2018. El promedio de pérdidas de las empresas representó 12.1%; un número muy superior al de EDEESTE, que tuvo pérdidas de 37.5%; al de EDESUR, cuyas pérdidas representaron 23.9%; y a EDENORTE, con pérdidas de electricidad de 23.1%. En el gráfico es posible apreciar cada una de las empresas, identificada con el número que le corresponde dentro de la muestra; y las tres distribuidoras dominicanas con sus respectivos nombres. Sin duda alguna, las estadísticas colocan a las distribuidoras locales entre las más ineficientes a nivel de la región de América Latina.

La gráfica No. 4 muestra el cambio que ha sufrido la matriz de generación en los últimos 10 años. Entre 2010 y 2020, la generación de electricidad en República Dominicana ha experimentado una reducción en la proporción de energía producida a base de derivados de petróleo. El mayor cambio se ha producido en la generación en base a carbón. La proporción de energía producida en base a gas natural se ha mantenido aumentando, con tendencia a ser mayor en la medida en que plantas del sistema están siendo convertidas para emplear dicho combustible. En consecuencia, aunque actualmente en términos porcentuales la generación a gas luce ligeramente inferior, la tendencia es al aumento. Igual sucede con las fuentes llamadas renovables, a base de sol y energía eólica. Mientras en 2010 no entraba al SENI energía producida por esas fuentes, actualmente entran al sistema más de mil GWh, o más del 6% del total de la generación del país. Estos cambios en la composición de la matriz indican una reducción en los costos de generación con una tendencia a continuar disminuyendo.

La gráfica presenta la tendencia a la reducción en el precio al cual las EDE venden electricidad a los usuarios, y el precio al cual la compran a las empresas generadoras. Los datos, expresados en centavos de dólares, muestran la reducción en el tiempo en ambas variables. El precio cobrado por las EDE sigue siendo el mismo en pesos dominicanos, pero representa un monto menor debido a la pérdida de valor de la moneda con relación al dólar estadounidense. La reducción que ha sufrido el precio promedio de los combustibles empleados para generación, junto con el cambio de matriz, ha reducido el precio de compra a 10.69 centavos de dólar por KWh en el periodo enero-julio de 2020. En el mismo periodo de 2019, el precio al que compraron electricidad las EDE fue 13.63 centavos/KWh. A pesar del aumento significativo en el margen de compra y venta de electricidad que durante diferentes periodos han disfrutado EDENORTE, EDESUR y EDEESTE, la mala gestión de las empresas estatales no les ha permitido eliminar el déficit con que opera cada una.

La gráfica muestra cuántos clientes atienden las EDE con cada empleado en nómina. Desde 2010 a 2020 las EDE no han podido crear procesos que permitan que sus empleados puedan ser más productivos para dar servicio a sus clientes. La tendencia mundial es que los procesos automatizados permiten que cada empleado de una empresa pueda dar servicio a un número cada vez mayor de clientes. Es un fenómeno que se verifica en todas las industrias. En la actualidad hay 298 clientes por cada empleado de las EDE, un número que equivale al mismo valor de 2010. En julio de 2020, las EDE tenían 8,748 empleados. Esto no incluye los 1,526 registrados en la nómina de la CDEEE, ni a los empleados de los contratistas de las empresas subcontratadas por las distribuidoras. Empresas con problemas financieros como EDENORTE, EDESUR y EDEESTE deberían procurar hacer más eficientes sus operaciones. Sin embargo, los números muestran que la eficiencia no es una meta en empresas que pueden ser subsidiadas por los contribuyentes cada vez que tienen pérdidas financieras.

Una de las consecuencias negativas de la mala gestión de las EDE es que se mantienen constantemente con deudas con sus suplidores; la mayor cuenta por pagar la mantienen con las generadoras de energía eléctrica. Es decir, las deficiencias de las EDE son cubiertas, en última instancia por los ciudadanos con sus impuestos, sin embargo, parte de los déficits son financiados de forma transitoria por las empresas que le suplen materiales y energía. Ha sido una práctica constante de las distribuidoras mantener pasivos con los generadores de electricidad del país, lo que afecta a estas últimas empresas en sus costos para realizar mayores cambios para poder generar energía cada vez más barata. En la gráfica se muestran los saldos a final de año de la deuda vencida con los generadores. Como se puede apreciar, la situación actual de las EDE hace que estas presentaran una deuda que en septiembre era superior a la de cierre de año de 2019.

Conclusión

El sistema eléctrico de República Dominicana genera mayor cantidad de electricidad que aquella que las distribuidoras pueden adquirir. Esa energía es adquirida a un precio inferior al que es vendida por las EDE, con tendencia a seguir decreciendo como resultado de: (1) los cambios en la matriz de generación hacia fuentes más económicas, y (2) a la tendencia al abaratamiento de los combustibles en los mercados internacionales. Es preciso puntualizar, como también pudo ser apreciado, que una tercera parte de la energía comprada por las EDE no es facturada. Las distribuidoras pierden una proporción de la energía que durante 2020 ha representado el 33%; pérdidas que aumentan debido al incremento en la morosidad que se ha producido recientemente. Para agravar sus deficiencias de gestión, las EDE emplean más personal del que necesitan para atender a su base de clientes, lo cual repercute en sus costos operativos y en el déficit financiero con que operan. Este déficit se refleja en las finanzas públicas del país y debe ser cubierto por los ciudadanos. Pero también es financiado, de manera transitoria, por las mismas empresas generadoras, ya que las EDE acumulan importantes deudas por concepto de electricidad comprada pero no pagada.

 ¿Qué medidas deben de tomarse para remediar los problemas actuales del mercado eléctrico? La siguiente es una lista de medidas que entendemos deben adoptarse con la finalidad de subsanar el principal escollo del sistema: la gestión de las distribuidoras de electricidad y la falta de coordinación entre las instituciones que deben supervisar y normar el mercado de energía dominicano.

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